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17 noviembre, 2011

LA CANCIÓN SILENCIOSA 4ª PARTE

(…) Tras cerrar la cortina color celeste tras su espalda, Ana cayó derrotada en la cama. No podía dejar de llorar, pero tampoco sabía a ciencia cierta porque lo estaba haciendo. Unos leves toques sonaron en la puerta de su habitación, abriéndose poco después. Era Rosana, su madre, que le invitaba a bajar a tomar un poco de leche caliente. Siempre había sido una madre atenta y cariñosa, sabiendo respetar y amar a su hija del mismo modo e incondicionalmente. Cuando la vio llorando sobre la cama, su corazón se partió en dos.
-¿Que te sucede hija? ¿Te has enfadado con Lorena?- Le preguntó preocupada y con el corazón encogido, su voz era tremendamente suave.
-No mamá, no es eso, pero ahora no puedo hablarte de ello. 
En aquel momento Rosana no lo dudó un instante e hizo algo que Ana jamás olvidaría. Abandono la habitación de su hija silenciosamente y con muchísima cautela cruzo la puerta de su casa hasta llegar a casa de Lorena. Una vez allí les pidió personalmente que a sus padres que dejasen dormir aquella noche a Lorena en su casa. Estos accedieron rápidamente, pues siempre les había unido una gran amistad. Ana no se había percatado de nada. Una vez de vuelta en casa de Ana, Lorena se dispuso a subir rápidamente los escalones que la separaban de la habitación de su inseparable compañera. Entro sin siquiera golpear la puerta. Su amiga seguía tirada en la cama, llorando desconsoladamente. Cuando Lorena se sentó junto a ella se fundieron en un abrazo.
-¿Qué ha pasado?¿te ha hecho algo Javier?
-Al revés.- contestó Ana entre sollozos- soy yo la que lo ha puesto a parir, y aun no se porque. Es que me da mucha rabia no poder olvidar que me  rozase la mano, es como si desde aquel momento lo viese diferente.
-¿Pero que le has dicho?
-Uf… le he dicho que es un culo, que no sabe jugar a fútbol que solo le gustan las niñatas pintarrajeadas que le lamen el culo porque es popular y no se cuantas barbaridades más. Pero lo que de verdad me da rabia es que también le he dicho lo mucho que me gusta…  y ahora pensará que soy una autentica imbécil.
Ana limpiaba sus lágrimas mientras hablaba, pero poco a poco se iba recuperando de su desconsuelo. Sonó un mensaje en su móvil. Decía: “Solo quería darte las buenas noches, y decirte que esta noche a sido maravillosa. Por cierto no he podido olvidar tu mirada desde el día del parque. Descansa”. Cuando las dos leyeron aquello el ambiente se relajó aún más, no solo no le había molestado el sermón que le había echado en la disco, sino que parecía intentar ser lo más amable que podía.
-Quizás el también sienta algo por ti…- Dijo Lorena.
-Si hombre¡¡ con la de niñitas perfectas que se le acumulan al andar.
-Bueno, creo que se te olvida que yo tengo información de primera mano.
-Perdona, he sido una egoísta. ¿Qué tal Marcos? Parece que la cosa va bien.
La cara de Lorena se iluminó como un semáforo en rojo, y su cabeza volvió a agacharse. Casi susurrando le contó a su amiga:
-Hoy me ha besado por primera vez, pero solo un piquito he??
-Vamos que estáis oficialmente saliendo ¿No?
-Creo que si, hemos venido todo el camino de la mano. Hablamos mucho y entre otras cosas de Javier y de ti…
-Cuéntamelo todo, porfa ¡¡¡
Rosana volvió a aparecer otra vez en la habitación, esta vez con sendos vasos de leche caliente y unos deliciosos bollos. Ana la llamo dulcemente con la mano para besarla y abrazarla, sabía que siempre podía contar con ella en los buenos y malos momentos. Las chicas dieron buena cuenta de la bandeja que les había subido Rosana y tras acabar con las existencias retomaron su conversación. Ya no había lágrimas en sus ojos, tan solo emoción e intriga.
-Bueno, Marcos me ha contado que desde que Javier estuvo contigo en el parque no ha vuelto a ser el mismo. Esto no se lo cuentes nunca a ninguno de los dos ¿Vale?- las dos unieron sus yemas de los dedos corazones, a modo de pacto- Porque según le ha contado Javier, le gustas mucho, y no se puede olvidar de tu mirada, que le pareces la chica más dulce que jamás a conocido…- Sonó un mensaje en el móvil de Lorena.
El mensaje era escueto y tímido, como el remitente: “Aun siento tus labios encima de los míos, creo que esta noche soñaré contigo. Me gustas mucho”. Las chicas rieron, y a Lorena los ojos le brillaban más que nunca. Había sido su primer beso y ella también lo tenía constantemente en su mente, degustando cada una de las sensaciones que le había dejado a su paso. Su amiga le sacó rápidamente de sus ensoñaciones.
-Sigue contándome. Vamos no pares. –Rosana tras la puerta de la habitación sonreía al ver que su hija ya no lloraba, dejo la recogida de la bandeja para otro momento.
-Según Marcos, está pillado por ti… y la verdad es que yo creo que tu te has pillado por él… pero eres tan orgullosa y cabezota.
-Hemos quedado mañana en la bolera, pero la verdad es que no se si ir… tengo miedo.
-¿Miedo? Vamos, no puedes dejarlo allí esperándote como si fuera idiota. Te puedo asegurar y es lo último que te cuento ya hoy, que él está tan nerviosos como tu. Además, no estaréis solos, yo y Marcos también iremos.
La voz de Rosana sonó a lo lejos: “Chicas ya es hora de dormir”.
Tras ponerse ambas el pijama se metieron en la cama y se abrazaron. Sabían perfectamente en que pensaba la otra, y por eso las dos sonrieron al mismo tiempo. La cita del día siguiente podría representar muchos cambios en su vida, y la mayoría se les presentaban como fantásticos. Les respondieron a sus sms ya metidas en la cama, abrazando sus móviles como si fuesen las manos de ellos. 
En la otra punta de la cuidad Javier y Marcos ya se había cruzado entre ellos más de diez sms, los dos estaban nerviosos y un poco aturdidos.  Pero finalmente, y con escasos minutos de diferencia el sueño les venció a todos, sin saber entre ellos que la última mirada de cada uno de ellos había sido al móvil

3 comentarios:

  1. Hola, Pili.
    Delicioso escrito en el que hay amistad, ternura, amor incipiente y sobre todo: NADA DE MALDAD. Bien nos iría a todos el intentar bajarnos de nuestros malos pensamientos.
    Muy dulce lectura, gracias.
    Un cordial saludo.

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  2. Gracias por tu comentario, Aureavicenta y bienvenida a mi pequeño espacio de los sueños.. besos ¡¡¡

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  3. Oyyyy!!! qué bonitas las primeras emociones de adolescentes. Me ha encantado esta parte... continúo con la última.

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