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02 febrero, 2011

LOS ÁNGELES DE JUANA

Este cuento lo escribí para Juana Arcos, que quiso de este modo hacerle a sus nietos una imagen de su bisabuela, me pareció una idea estupenda para que asi los niños entendiesen a la perfección como había sido su vida y a la vez pudiesen de algún modo conocer mejor a sus bisabuelos, a los tres. Felicidades Juana por tu bondad, y gracias por tu petición. Besos
           

Juana tenia ocho años cuando la situación de su familia se vino abajo por la muerte prematura de su padre, y desde entonces toda la casa se lleno de un aire gris que jamás parecía irse de los ojos de su madre. Desde aquel momento las dos trabajaron sin descanso, día y noche, para poder mantener una luz encendida en su pequeño hogar.
Cada noche, cuando la niña se acostaba en su camastro, soñaba con volver a ver a su madre sonreir, pero pasaron los años y ese gesto jamás llegaba.
tras siete años de duro trabajo, y cuando el trabajo de costurera de su madre estaba en pleno auge, decidieron contratar a alguien que les ayudara en las labores del campo para así la joven Juana pudiese encargarse sola de la casa, tarea ya dura de por si. 
Al principio, tanto la madre como la hija eran reacias a meter un hombre a trabajar sus tierras, por todo un poco, sobre todo por el que dirán, pero finalmente aparecio en sus vidas un forastero con muy buenas recomendaciones de los familiares de Mario, su marido y padre fallecido años atras.
Aún reacias decidieron contratarlo, aunque eran conscientes de que podían pagarle poco, el hombre de nombre Vicente no puso una sola pega. 
El hombre trabajaba de sol a sol y la niña se dio cuenta poco a poco de como le miraba su madre por el rabillo del ojo. La educacion de aquel desconocido era exquisita, jamás les dejaba hacer una sola tarea pesada, ni a madre ni a hija. 
Y asi siguieron los años, y Juana se hizo mayor y encontró novio, Ruben, con el que pasó unos maravillosos años antes de casarse. 
El mismo dia de su boda, y ya con el vestido de novia puesto, la madre de Juana, Isabel,  entró en la habitacion donde ésta estaba terminando de peinarse:
-Hija, sabes que eres mi vida, y que jamás haría nada que te hiriese... ¿verdad?.
-Claro mamá, ¿Que es lo que te pasa?.
-Bueno, habia pensado en ir a tu boda acompañada de Vicente, pero quizás no sea buena idea...
-Mamá, me encantaria que fueses a mi boda con vicente, lo considero de la familia y llevo años observando como le miras... vamos, mamá, tienes que volver a ser feliz. Vicente no es un sustituto de papá, pero por desgracia, papá hace años qe se fue y no va a regresar y a él le encantaria verte feliz.

tocaron las campana de la iglesia ya todo estaba preparado, asi que madre e hija se afanaron en acabar con la tarea de que aquel dia la hija reluciese como nunca.
Una vez  en la iglesia, y con los contrayentes ya frente al cura, la hija se volvió un momento y vió la radiante sonrisa que esperaba tantos años ver en la cara de su madre.
Ese era su mejor regalo de boda, saber que su madre volvía a ser feliz junto a un hombre que la amo hasta el final de sus vidas.
Gracias a Vicente su madre vivió viajes y una dulce tercera edad acompañada de un hombre que la trataba con cariño y mimo. El amor no tienen edad, y la ilusion tampoco. 


Espero que os haya gustado. Os recuerdo que si queréis que os haga un cuento personalizado y que se publique aquí, no tenéis mas que escribirme un email al correo: elpoderdelainocencia@gmail.com
Un beso.


2 comentarios:

  1. Que bonito Pili que arte tienes hija, le pones un sentimiento a todo lo que escribes que consigues que nos sintamos protagonistas de cada uno de tus cuentos besines wapa

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  2. Gracias ranita, la verdad es que tengo una especie de don entre los dedos , y me gusta tenerlo, me gusta que por un momento niños y grandes se sientan bien, abrazados y apoyados. Muchos besos amiga. muackssssssssss

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