23ª CARTA DE AMOR

LA CARTA QUE OS TRAIGO HOY ES MUY ESPECIAL, LA HA ESCRITO UNA AMIGA MÍA  SEGUIDORA DEL BLOG, Y QUIZÁS LE A SERVIDO PARA MANTENER VIVO  UN RECUERDO DURANTE MUCHOS AÑOS. GRACIAS POR ESTA CARTA TAN BONITA RAQUEL. ESPERO VUESTROS COMENTARIOS. BESOS !!!

Hola Josete:

Te conocí hace 26 años, ese día sentí  las famosas mariposas en el estómago, castaño claro, media melenita y esos ojos que me deshacían cuando me miraban. Yo sabía que no era tu tipo, las otras niñas tan guapas, tan modernas, con sus motos, pero mi familia era muy humilde para esa vida tan cara,  yo solo me conformaba con verte los fines de semana y que me saludaras con dos besos… Con tu mirada, así viví mi adolescencia esa época tan mala en la un granito de arena se nos hace una montaña.

 Aquel sábado, 8 de abril de 1989, cuando regresé a casa y encontré a mi madre y a mis dos hermanas llorando desconsoladas, nunca hubiera imaginado que era por ti por quién lloraban.

Mi hermana logró contarme que nos habías dejado, preparabas tu examen de conducir y un degenerado borracho acabó con tu ilusión, con tu vida y... con la mía, solo tenías 18 años toda una vida partida.

Ya no volvería a ver tu sonrisa ni a sentirte en mi mejilla, algo en mi corazón murió aquel día, ningún chico ha logrado llenar lo que tú dejaste.

 Ahora, tantos años después, tu recuerdo aviva mis maripositas y sé que desde ahí arriba te habrás dado cuenta de todo lo que por ti sentía, que esa chica sencilla te sigue amando como el primer día y me lo agradeces cuidándome y protegiéndome  en mi día a día y cuando reencontremos en esa otra vida espero que correspondas a todo el amor que sigo profesando.

En el fondo, sigo siendo aquella misma chica, la que esperaba tu beso en la mejilla, la que te soñaba en silencio, modesta pero honesta hasta la médula.

Quizás si no te hubiese ido tan pronto me hubiese dado tiempo a rozar tu mano un instante, a mirarte a los ojos y sonrojarme una vez más, porque tu muerte no solo me dejó sin ti, sino que te dejó a ti sin mi deseo.

Ya se que esta carta, podía habértela escrito cuando aun la hubieses podido leer, pero en el fondo mi propia juventud me impedía hacer o decir las cosas que sentía. 

Hoy ya soy una mujer, y a través de esa búsqueda de  mi misma te he descubierto en un rincón de mi alma, aunque sé que en el fondo siempre has estado ahí.

Ahora tan solo me quedan los recuerdos, que no son poco,  pero prometo cuidarlos cada día, como si de un pequeño tesoro se tratase.

 Nunca podré olvidarte. Te quise, te quiero y siempre te querré.

                                      Raquel