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13 diciembre, 2011

La canción silenciosa EL FINAL

(..) Mientras el ruido de la moto aún se escuchaba levemente, Ana iba su habitación ha ponerse el pijama, sin dejar de pensar en todo cuanto había sucedido aquella alargada tarde. Dos portales más allá, Lorena aun estaba estupefacta de la valiente reacción del que ya oficialmente era su novio.
Los chicos llegaron a una cafetería cuatro manzanas más lejos, y se sentaron en una mesa. Javier estaba como perdido, no hablaba, y no dejaba de mover el cuello hacia los lados.
-¿Qué ha pasado?- Le preguntó Marcos-¿Tan mal ha ido?
-Al revés tío, no se que me pasa con esa chica…
-Pues que te gusta con locura. ¿Eso no es tan raro sabes? ¿Que pasa que nunca te habías enamorado de nadie?
-Pues no, la verdad es que ella es diferente a todas las demás. Es como si sus ojos me volviesen tonto, no dejo de pensar en ella.
-¿Y ella que piensa?- Le preguntó Marcos deseando que la respuesta fuese buena.
-Creo que piensa lo mismo que yo. Hace unos días me parecía la tía más borde del insti, y ahora no puedo olvidarme de ella. Me estoy volviendo loco, tío.
Marcos rió  con ganas, nunca había visto así a Javier y le parecía increíble que un tipo tan seguro de si mismo como el tuviese las manos temblorosas por una chica. La conversación siguió en tono bajo y lento, como una confidencia. Sonó un mensaje en el móvil de Marcos: “Me haces muy feliz”. El sonrió y le contestó rápidamente con un simple “Idem”.
El día siguiente era día de instituto e irremediablemente allí se encontrarían los cuatro.
Tras una larga charla de confesiones intimas entre los dos muchachos, se fueron a dormir.
Cuando el sol empezaba a salir las chicas estaban más nerviosas de lo normal, pero ellos tampoco estaban lo que se dice tranquilos.
-Mamá- le dijo Ana a su madre- estoy saliendo con Javier,  creo.
Tan solo una taza de caco caliente las separaba.
-Bien, hija. Se nota que ese chico te gusta mucho, espero conocerlo pronto.
El telefonillo de la puerta sonó, Lorena ya la esperaba abajo. Las amigas se dieron la mano de camino al instituto. Ana no dejaba de temblar. En la puerta ya estaba Marcos, con las carpetas en la mano. Recibió con un beso a su novia y dos a su amiga. Faltaban apenas cinco minutos para que sonase el timbre de entrada y aunque ninguno de ellos decía nada, todos temían que Javier finalmente se hubiese “rajado” y no acudiese a clase. El bullicio de los adolescentes pasando al centro iban desolando el alma de Ana que llegó incluso a pensar que tal vez tan solo había sido una más de su lista larga de conquistas. Se dio la vuelta para entrar definitivamente al centro, sus amigos iban un poco más adelantados. El sonido del claxon de una moto la paralizó. Se dio la vuelta lentamente. Si, él estaba allí, con el casco en la mano, ya aparcado. Bajándose de la moto se acercó a ella lentamente y suavemente, cogiéndola por la cintura. Pareció que todo el instituto les observaba durante su apasionado beso. Pero mirándose a los ojos ellos mismo se dieron cuenta de que aunque tenían una edad difícil, les unía algo que tan solo se siente una vez en la vida.
La otra pareja sonrió en la distancia, avisándoles de que llegarían tarde a la clase. Los cuatro se encaminaron hacia ella, y a pesar de no saber que les depararía el futuro, decidieron vivir aquella aventura como la única de sus vidas, con la certeza de que jamás la olvidarían.

                                                 FIN 


Espero que os haya gustado. Os recuerdo que si queréis que os haga un cuento o un relato personalizado y que se publique aquí, no tenéis mas que escribirme un email al correo: elpoderdelainocencia@gmail.com
Un beso.

3 comentarios:

  1. Precioso final cielo, te ha kedado una historia super frescar y amena. Enhorabuena!

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  2. Muy tierno el amor adolescente... Y la historia también!!!

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  3. gracias por vuestros comentarios chicas, me encanta teneros por aquí. Muchos besis¡¡¡

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