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01 mayo, 2011

LA ESTIRPE DE LA SONRISA

Cuando tu madre me encargó un cuento para ti, me sorprendió su enorme generosidad y por esa razón he decidido hacer un cuento en homenaje a la estirpe Vázquez, y a todo lo que representa, espero que tal y como le encargué a Katia, estéis las cuatro reunidas para leer esto, pues he puesto en ello todo mi corazón y un poco de investigación intrafamiliar sin que ninguna supieseis en realidad mi última intención. Disfrutar de mi regalo del día de la madre para todas vosotras, os quiero.




LA ESTIRPE DE LA SONRISA



Este cuento comienza como no en base a una de esas parejas que no dejan de demostrarnos que de manera continua el amor incondicional siempre acaba triunfando.
Cuando Julio y Manoli decidieron casarse, él sabía que tras la sonrisa que siempre enmarcaba el rostro de su esposa se encontraba la mujer de su vida, y ella se perdía en el azul profundo de los ojos de él, temblando cuando él correspondía su mirada con una ternura indefinible. Su matrimonio se fue transformando en una lección de respeto y compañerismo único, y aun más cuando fueron premiados con la presencia en su vida de sus dos bellas hijas, Julia y Rosana, que llenaron su vida de luz. Las dos pequeñas desde muy chiquititas dejaron entrever lo diferentes de carácter que eran, una tranquila y cauta, la otra intrépida y espontánea, contraste que encantaba a su padre, ya que solía hacerles las mismas preguntas para disfrutar de sus diferentes respuestas, ambas válidas y completamente distantes. Pero sus pequeñas fueron creciendo y poco a poco cada una organizó su vida, se casaron y de esas uniones nacieron las verdaderas pasiones de la pareja, cada uno de los momentos vividos con sus nietas. La primera en nacer fue Katia, una niña con cara dulce y ojos expresivos, tranquila pero con nervio, siempre dispuesta a ser cogida en brazos. Katia hizo las delicias de su abuela, que la vestía con vestidos pomposos que hacían que la niña se sintiese como la pequeña princesita que siempre soñaba ser mientras daba vueltas levantando sus faldas. Tres años después llego a la vida de todos Raquel, más enérgica y rebelde, siempre preparada para un desafío cualquiera, siendo la perfecta compañera de juegos para Katia. Durante las vacaciones solían pasar los tres meses estivales en Lorbé (A Coruña) el centro neurálgico de la familia, teniendo aún hoy en día sus mejores recuerdos allí resguardados, y sobre todo recordando en todo momento la caballeresca y elegante figura de su abuelo vestido con los trajes a medida que tanto le gustaban, un hombre guapo y con gusto donde los hubiese, un don heredado de su esposa Manoli, mujer elegante y femenina donde las haya, siempre con su perfecto peinado y esa sonrisa que contagiaba a todo el mundo. En esos maravillosos veranos toda la familia aprendía constantemente a modificarse y adaptarse a las nuevas circunstancias, fuesen las que fuesen, con una integridad y dignidad que levantaba la admiración de propios y extraños. Las pequeñas Katia y Raquel crecieron en un ambiente sonde las risas, el respeto y la educación eran costumbre, cosa que no impedía que sus abuelos jugasen con ellas constantemente a todo aquello que ellas solicitaban. Allí aprendieron a nadar, a jugar en libertad, a correr sin limite y sobre todo a querer de la misma forma en que las querían a ellas, de manera incondicional y sincera. Cuando Katia tenia nueve años y Raquel seis, la vida les dio el primer gran mazazo que deberían vivir, una terrible enfermedad acababa con la vida de su querida abuela, pero no con su sonrisa, que se estableció ya de por vida. Toda la familia optó entonces por apoyar al abuelo, que no solo perdía a la mujer de su vida, sino también a su amante, amiga y compañera. Como siempre el abuelo, aunque jamás recuperado, supo mantener la compostura que siempre le había caracterizado, aferrándose a los miles de recuerdos que se le venían a la memoria, de noches en vela observando y escuchando a su bella esposa, a los cientos de noches que iba a cenar fuera con su mujer para que todo el mundo viese lo guapa que era, y para que esa sonrisa no se apagase nunca. Julio jamás permitió que su mirada se apagase, pensando quizás que a su mujer le enamoró esa intensa mirada y que sería injusto que, ahora desde donde fuese, la viese apagada. Era su pequeño homenaje a la mujer que amaba con toda su alma. El vacío dejado por la abuela jamás pudo ser ni siquiera olvidado, porque todo cuanto necesitaban de ella era la sonrisa que siempre lucia en su cara.
A partir de ese momento, Julio se aferró al amor a sus hijas Julia y Rosana, y para ello organizo una gran fiesta de cumpleaños para Rosana en su treinta cumpleaños, para que la casa en la que había sido tan feliz se viese iluminada de nuevo, que se oyesen risas y música, como su mujer hubiese querido. Como no, toda la familia se unió a la fiesta, incluyendo a las dos pequeñas de la casa. La noche  fue sonada, bailando salsa, bebiendo los adultos, las risas constantes… y lo mejor de la noche, el abuelo observando desde un rincón a sus pequeñas nietas actuando como camareras con sus mallas de flores y sus jerseys amarillos, con la gracia que siempre les caracterizaba. Seguía faltando la abuela, pero su sonrisa se reflejaba en cada rostro. Los siguientes veranos el abuelo se centro en ver crecer a sus nietas, queriendo cada vez más a sus hijas,  y cuando Sara, la primogénita de Rosana llego a este mundo su felicidad se vio absolutamente completada. La pequeña Sara era una niña muy linda y tranquila, y el abuelo veía en cada una de sus nietas un trocito de su abuela, pensando en lo contenta que estaría ella de ver como sus hijas tenían unas hijas maravillosas. Raquel y Katia ya iban haciéndose unas mujercitas, ya empezaron a tontear con chicos, y a pensar en nuevas experiencia, en escapadas furtivas, en sus primeros cigarrillos… siempre juntas. El abuelo pasó de verlas caer por la rampa que iba a la sala de juegos de debajo de la casa, a verlas maquilladas y medio enamoriscadas. Según iban creciendo los caracteres de las nietas se iban afianzando, Raquel la eternamente alegre y Katia la eternamente sensible. Cuando llegó el momento Katia encontró el que hasta hoy es el hombre de su vida, mientras su hermana mantenía una relación en la que ella, como siempre, puso su corazón, pero que no era para ella. Después Raquel volvió a estabilizarse tras una época un poco perdida y se quedo embarazada. Los ojos del abuelo se iluminaron al escuchar la noticia, más pequeños corriendo a su alrededor. Así fue como llegó al mundo Candela, la primera de las bisnietas de Julio, y cuando este la vio se sintió más vivo aún. Cogiendola en los brazos le susurro: “ Estaré encantado de verte crecer”. Mientras el abuelo estaba ilusionado ante la idea de que su otra nieta Katia estaba embarazada en ese momento, y por lo tanto pronto volvería a tener la mirada de su mujer reflejada en un nuevo ser, ya que siempre pensó que su nieta Katia tenía la misma expresión que su abuela. Lo que nadie se esperaba es que entre medio del nacimiento de Candela y el del hijo de Katia llegase un nuevo miembro a la familia. Si, Rosana en un gesto de absoluto amor decidió que era el momento de darle un hermanito a Sara y adoptó a un precioso niño africano, de nombre Abatu. El pequeño fue recibido en la familia con el calor que siempre les había caracterizado y su hermana fue la primera en tenderle la mano en ese camino de la adaptación a la familia. Poco después llegó Brais, el hijo de Katia, para llenar con aún más felicidad aquella familia que siempre se había mantenida unida. A veces tan solo tenemos que mirar en nuestro interior para encontrar el mejor tesoro de todos, los buenos recuerdos, las sonrisas, las miradas… Hace dos años que el abuelo Julio murió, pero estoy segura de que lo hizo pensando en la sonrisa de su mujer, en la miles de caricias que les dedicó a sus hijas, educándolas de una manera exquisita, en los miles de mimos dados a sus nietas/os, y en la cara de sus biznietos… y muriendo siendo el hombre más afortunado del mundo, con la esperanza de que la estirpe que había establecido su abuela continuase por siempre. FIN.


Bien, Creo que cada una de las mujeres de esta familia tiene la obligación de seguir el ejemplo que fue para todas vosotras los abuelos, por eso las caídas no tienen importancia mientras podáis ver reflejada la sonrisa de vuestros hijos y/o nietos, lo demás es pasajero, pero esos momentos son inmortales. Aun a sabiendas de cada una de vosotras de que tengo un sentimiento especial, como no, por Raquel, quería agradeceros a todas vuestro apoyo, en cualquier sentido o forma. Por eso voy a intentar hacer una especie de síntesis de lo que significáis en mi vida y de como os veo:

Raquel: amiga incondicional, sincera y buena persona. Me ayudas a cada paso, con cada sonrisa y cada lloro, y se que puedo compartir contigo cualquier se4nsación y/o sentimiento sin ser juzgada. Te quiero por todo lo que aportas a mi vida y por eso te digo desde ya, que puedes llorar de igual modo conmigo, pero que se que eres fuerte y que alguien por ahí fuera esta esperándote, tan solo tienes que esperar. Eres un gran apoyo para mi. Eres una madre maravillosa y totalmente autónoma, a eso le llamo valentía. Besos

Katia: Te conozco menos, pero deduzco que eres muy sensible y que tiendes a echarte tu sola para abajo, jamás dejes que tu mente te minusvalore porque eres una persona y una madre maravillosa, y estoy empezando a entender que las risas que nos echamos juntas tienes una maravillosa pinta. Besos.

Julia: Lo primero decirte que te conservas maravillosamente bien, que a pesar de los momentos duras has sabido levantarte y seguir y que el amor hacia tus hijas te honra como persona. Recuerdo el abrazo que me dite porque me recordaste mucho a mi madre y eso para mi no puede ser cuantificado, es algo que no tiene precio, gracias por ese abrazo que nunca olvidare.

Rosana: No te conozco, para mi eres la gran desconocida, pero de alguien que habla tan bien  todo el mundo tan solo espero que sea aun mejor, me gusta tu filosofía de vida, me gusta tu empuje, y sobretodo tu capacidad de dar sin esperar nada a cambio.


GRACIAS A TODAS POR VUESTRA PRESENCIA EN MI VIDA, ME ENRIQUECEIS COMO PERSONA, Y OS LO AGRADEZCO DE CORAZÓN.


Espero que os haya gustado. Os recuerdo que si queréis que os haga un cuento personalizado y que se publique aquí, no tenéis mas que escribirme un email al correo: elpoderdelainocencia@gmail.com
Un beso.

2 comentarios:

  1. Pili precioso como todo lo que escribes,me has emocionado, cuando he empezado a leer la historia de Julio y Manoli me ha recordado mucho al libro "El cuaderno de Noah de Nicholas Sparks". Mil besines wapa y para tu tata Raquel otros mil ;D

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  2. Hey mi niña ¡¡ que tal la feria de abril ?? bien o que?? me encanta que te haya gustado. ya pronto mas jajajjaja besos niña linda ¡¡¡

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