21ª CARTA DE AMOR

HOLA A TOD@S , AQUÍ OS DEJO LA SIGUIENTE CARTA DE AMOR QUE HE RECIBIDO. ESTA VEZ ES DE CRISTINA ROSWELL,  ADMINISTRADORA DEL BLOG  " Ardeal. Odisea de una escritora novel por el mar literario" , TIENE UN BLOG  MUY INTERESANTE, Y OS ACONSEJO VUESTRA PRESENCIA EN EL. ESTÁN EVALUANDO SU PRIMERA NOVELA ¡¡ MUCHA SUERTE DESDE AQUÍ CRIS ¡¡ESPERO QUE LEÁIS ATENTAMENTE SU CARTA. MUCHOS BESOS Y GRACIAS POR PARTICIPAR !!! OS DEJO EL ENLACE Y OS LO RECOMIENDO ¡¡¡ 


http://cristinaroswell.blogspot.com 

Permíteme empezar con la frase de una película romántica. Sí, de una de esas películas ñoñas que todos vemos aunque no todos tengamos el valor de admitirlo. Es la que mejor resume mi declaración:

“Me gustaría entregar mi corazón a un hombre al que jamás podré conocer”

En aquella historia él existe, aunque están separados en el tiempo.

En la mía el tiempo es el correcto, pero tú sólo existes en mí.

Eres parte de mi imaginación de escritora. Eres mi Galatea en masculino. Mi creación.

Lo cual, supongo, me deja a mí siendo tu diosa.

¿Lo soy?

El caso es que eres un completo desconocido para mí pero, sin embargo, te conozco más que nadie en el mundo.

Tú formas parte de mí y en ti hay parte mía.

Y aunque eres un ser ficticio a mí me guste creer que en algún lugar, fuera de mi mente, existes.

Permíteme que lo crea.

Imaginemos que existes, imaginemos que en algún rincón del planeta (o en algún planeta) también me imaginas a mí.

Supongamos que nuestros sentimientos son mutuos.

Pensemos que cuando me siento ante el ordenador y apareces en mi mente, yo irrumpo en la tuya. Demos por hecho que cuando transcribo tus diálogos en mis novelas, el eco de mis palabras resuena en tu corazón; que las oyes con tu alma estés donde estés.

Presumamos que mis palabras no van dirigidas a un ser fruto de las musas, sino a su proyección real.

Como las sombras de la caverna de Platón, que eran sólo proyecciones de seres auténticos, así yo creo que tú eres la huella de un hombre de carne y hueso al que aún no he podido encontrar (y al que puede que nunca encuentre).

Lo cierto es que tú estás vivo en mi interior y naces a través de mis palabras. Las páginas y los sueños son nuestros lugares de encuentro. Y es en éstos donde siempre nos tendremos.

Me gusta pensar que existes porque así no me siento un bicho raro. Porque de lo contrario serías una quimera, un residuo de mi yo infantil y el adolescente, ese que aún creía en príncipes azules.

Y en el AMOR (con mayúsculas).

Pero en cambio, si existieras, ambos seríamos simplemente especiales; llámalo almas gemelas.

Dime, ¿tú también me sueñas?

Quiero creer que yo estoy en tu arte, en tus creaciones. Que sin saberlo escribes, dibujas o cantas sobre mí. Que te sientas ante la pantalla del ordenador y, como yo, me das vida. Que para ti soy real.

¿También tú miras a la luna preguntándole en silencio dónde estoy, si me encontrarás?

Quizás la frase de la película defina lo nuestro (o lo mío), quizás me haya enamorado de alguien a quien nunca encontraré.

Pero de cualquier forma tú me das la vida. Es por ti, por aquel “¿y si…?” y por ese otro “quizás…” que mantengo mi esperanza.

La posibilidad de que seas real y me estés buscando,  la oportunidad de encontrarte…

Eso me mantiene viva.

Dicen que si tienes un sueño y lo deseas con fuerza, éste cobra vida.

Tú eres el mío. ¿Puedo pedirte dos cosas?

Uno: hazte realidad.

Dos: encuéntrame.

Y si no, si todo fallara:

Sueña conmigo.