La Voz de Astarielle QUE ESTA VEZ PEDÍA UN RELATO DE DESAMOR. OS LO DEJO AQUÍ POR SI QUERÉIS DARME VUESTRO APOYO. BESOS¡¡¡
Quizás, ahora que sabía que todo cuanto me había dicho era mentira, podría al fin comprender otras muchas cosas. Pero mi propio corazón se diluía entre mis dedos, como si de repente todo cuanto había sentido hubiese sido fruto de mi propia trampa.
Durante unos segundos la ira me invadió, y quise gritar a los cuatro vientos que cada una de sus caricias tenían un fin diferente al mío, que su intención nunca fue buena, que jamás me había amado… pero no pude escuchar de mi misma tan duras palabras, prefiriendo que se ahogasen en mi propia tristeza.
Ahora aquí, sola, pensando en cada una de sus palabras vacías al irse, en cada una de sus falsas miradas, ya no sentía tristeza ni compasión, sino el terrible estupor de la vergüenza, la suciedad de sentirme utilizada y parodiada mientras sus brazos recorrían el cuerpo de otra.
Escuchaba casi sus risotadas a lo lejos. Mientras mi alma se quebraba.
Salí a la calle con la sensación de estar más sola que nunca, cuando en el fondo, debía sentirme liberada, era como una cadena invisible que amarraba mis manos contra la espalda.
Ya no iba a llorar más, no por él. Durante un segundo, mantuve la mirada fija en un chico, pensando en si sería como él, en si me trataría como él… y me vi invadida por mi propia impotencia, la que me había hecho creer en sus palabras. Se había alojado en mi espalda el tacto de otra piel, la de aquella que sin aún saberlo, también había caído en sus garras de halcón.
Todo cuanto le había dado, sin ninguna pretensión, sin ninguna avaricia o interés oculto, se había vuelto cenizas y me parecía estar viéndolas volar frente a mí, recordándome a cada paso que a veces el darse conlleva un riesgo, pero que la ingenuidad de mis sentimientos me habían hecho caer ante lo obvio sin pensar en las consecuencias y que ahora todo cuanto llevaba se había convertido en una pesada mochila que me agotaba sin saber porque.
Volví rápido a la casa vacía, que había engendrado en sus entrañas mil mentiras disfrazas de amor y pasión, pero nunca de respeto. Por lo menos nunca de respeto hacia mi misma, que era el que más me importaba.
Seguí sintiéndome sucia por dentro, como una vieja prostituta. Aquel tipo había conseguido que yo misma me sintiese inservible, ajada y achicada, justo donde él me quería tener, sin autoestima ni valor alguno. Hacía meses que sus besos me provocaban una repugnancia que apenas podía controlar, sabiéndome su saliva a otras. Jamás volvería ningún hombre a hacerme sentir así, nunca más permitiría que el amor me convirtiese en una esclava. Si, él es pasado, pero lo mantengo fresco en mi memoria para no cometer nunca los mismos errores.
Espero que os haya gustado. Os recuerdo que si queréis que os haga un cuento personalizado y que se publique aquí, no tenéis mas que escribirme un email al correo: elpoderdelainocencia@gmail.com
Un beso.
Espero que os haya gustado. Os recuerdo que si queréis que os haga un cuento personalizado y que se publique aquí, no tenéis mas que escribirme un email al correo: elpoderdelainocencia@gmail.com
Un beso.
Suerte cielo!!!
ResponderEliminarEso espero, pero he de reconocer que la cosa está difícil... hay muy buenas plumas sueltas por ahí, lo cual me llena de orgullo, ya que así sé que la cultura literaria no se ha echado a perder. Besos y gracias¡¡¡
ResponderEliminarTe sigo! Tus relatos merecen la pena! Te deseo mucha suerte. Un besazo.
ResponderEliminarBienvenida Loky, que tu me digas eso con lo bien que escribes es un orgullo... me apunto y te sigo. Besissss¡¡¡¡¡
ResponderEliminar